¡Lamiako! ¡Leioa! ¿Dónde estás?

Triste. Muy triste y escandalosa. Así fue la Asamblea que la Plataforma Ciudadana contra la macrodepuradora de Lamiako organizó el pasado martes 15 en el Centro Cultural de Lamiako para informar sobre las alegaciones al Anteproyecto. Si escandalosa fue la ausencia de medios de comunicación, aún lo fue más la escasa asistencia de la ciudadanía. Apenas 30 personas se acercaron a informarse de lo que nos viene encima.

Lo de los medios de comunicación puede comprenderse. Imaginamos que quizá prefieran tener en sus manos directamente las alegaciones a acudir a una asamblea vecinal donde a veces se acaba por "los cerros de Úbeda". Pero lo que no tiene justificación es el desinterés que muestran y demuestran cada día los vecinos de Leioa, y particularmente los de Lamiako y La Chopera, "beneficiarios" directos de este proyecto de depuradora de aguas residuales.

Quizá se deba a la escasa fuerza que tienen hoy las asociaciones de vecinos, quizá se deba a la insolidaridad entre barrios, quizá se deba a que éste es un asunto antiguo y el cansancio va mengüando los apoyos, quizá se deba a que los jóvenes andan más preocupados en buscar un trabajo o quizá se deba a que todos andamos muy liados en nuestras vidas. Sea por lo que sea, todos seremos culpables si al final ponen en Lamiako una depuradora. Tanto los que callan, se resignan o miran para otro lado, como los que hacen lo que buenamente pueden para impedir que se haga.

Si dentro de unos años, nuestros hijos nos preguntan por qué hay ahí una depuradora, por qué malolientes camiones de fangos recorren arriba y abajo nuestras calles, por qué ya no nos visitan los pájaros, por qué no tienen un sitio para correr y jugar, ya no podremos echar la culpa a los del Ayuntamiento, a la Diputación o decir que fueron cosas de los de Madrid. No, no podremos. Tendremos que mirarnos hacia nosotros mismos y confesar: "fui yo. No hice nada para impedirlo".